domingo, 24 de febrero de 2019

Silencio, se juega


“Ladies and gentlemen, as you can see, rather hear, I have no voice. Could you, please, help us out here?” pedía Charlie Chaplin el pasado fin de semana en Serrada, donde se llevaron a cabo unas jornadas de inmersión[1], aderezadas con un espíritu lúdico donde la magia del cine fue el hilo conductor.

Desde el primer momento, la nota dominante fue la complicidad que se generó entre todos los participantes, quienes se volcaron en todas las actividades propuestas, desde concursos a puestas en escena ¿Por qué? Simple y llanamente porque se estaba jugando. El ambiente en el que se enmarcó el fin de semana contribuyó a generar un clima de confianza, relajado, libre de estrés, en el que se trabajaba conjuntamente en la resolución de todos los retos planteados.

Está demostrado que el juego es beneficioso a la persona en muchos sentidos: relaja el nivel de estrés, nos ayuda a establecer relacionas con otras personas al tiempo que favorece el aprendizaje y la creatividad. ¿Por qué identificarlo, entonces, como una actividad exclusiva de la infancia?

Jugar es una forma distendida de comprender y apropiarse del mundo circundante; forma parte del desarrollo humano, independientemente del estadio vital en el que nos encontremos. Nos permite crear nuevas realidades con sus reglas, derribar muros y resistencias que nosotros mismos nos generamos, y dejarnos llevar de ese mundo paralelo en el que podemos ser otro yo. Sorprenderse a uno mismo tiene mucho de mágico y de descubrimiento personal, como quedó demostrado en los pedazos de intérpretes que nos deleitaron a lo largo de las jornadas. ¡No nació una estrella, nacieron dos, tres…!

El aprender no debe estar disociado del divertimento, y el juego es una herramienta sencilla y eficaz, que garantiza la diversión e implicación en el proceso de aprendizaje, de niños y adultos por igual. “We are the champions, my friend…” se cantaba a pleno pulmón en el concierto que cerraba la jornada del sábado. Y, efectivamente, el gran protagonista de las jornadas fue nuestro alumnado y la generosidad con la que cooperaron en todo momento.

¡Y es que en el fin de semana pasado hubo mucho juego, risas, carreras, complicidad, equipo… y aprendizaje! Vaya desde aquí un GRACIAS a mis compañeras Olga Peláez, Ana Sanz y Cristina Díaz, grandes profesionales que pusieron toda su ilusión, esfuerzo y corazón en el diseño y desarrollo de las actividades, así como a todos los participantes por el espíritu con el que se entregaron al juego de aprender.




[1] Fin de semana de inmersión organizado por la EOI de Valladolid en colaboración con la EOI de Palencia.

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